La filosofía de la ciencia crea el método científico para excluir todo aquello que tiene naturaleza subjetiva y, por lo tanto, no es susceptible de formar parte de lo que denomina conocimiento científico. En última instancia, aquello que es aceptado por el sentido común propiamente dicho y, por ello, adquiere carácter de generalmente aceptado por la comunidad científica y la sociedad.
Obviamente no todo el mundo estará de acuerdo con el párrafo anterior, existen corrientes diversas de la filosofía de la ciencia que se derivan, a su vez, de los diferentes conceptos sobre realidad, percepción, teorías, etc.
Por otra parte, sabemos que existen cosas cuya naturaleza es precisamente subjetiva. La aproximación científica a estos elementos es compleja y normalmente se efectúa a través de los métodos científicos menores, diseñados para ramas específicas del saber.
Se trata de aquéllos distintos de los tres métodos básicos (método inductivo, método deductivo y método hipotético-deductivo o de contrastación de hipótesis) que se suelen aplicar a las ciencias naturales (física, química, biología, etc.) en contraposición a las llamadas ciencias humanas (economía, política, etc.). Entre estos métodos podemos citar: hermenéutico, fenomenológico, dialéctico, funcionalismo, estructuralismo, etc.
En realidad, a pesar de recibir la misma denominación de métodos científicos nos estamos refiriendo a cosas no ya diferentes sino situadas en una escala diferente. Paradójicamente, si hablásemos del mundo de la tecnología del transporte, estos gemelos nominativos se referirían en un caso a tipos de piezas elementales como tuercas o tornillos y en otro a tipos de vehículos como motos, coches, camiones, barcos, aviones, cohetes, etc.
En otras palabras, existen tres tipos básicos y los demás son tipos compuestos de los anteriores que intentan definir una estructura compleja y que, por lo tanto, se encuentran en una escala macroscópica respecto a los primeros.
Asimismo, es obvio que el concepto de tiempo va asociado al de la vida, y por extensión al de amor. ¡Pero la existencia del amor no es científica! Tampoco sabemos muy bien qué es eso de la vida. ¿Y qué son los sistemas de impulso vital?
Aquí estamos llegando al problema existencial de ciertas ramas de la ciencia, no quieren o no pueden reconocer que existen la vida y el amor con el correspondiente ejercicio de su libertad. Es como si la libertad fuese el enemigo del conocimiento y de la ciencia, ésta intenta descubrir leyes que expliquen los sucesos y donde no lo consigue impone a su dios particular: la aleatoriedad.
Un prototipo de agnosticismo lo encontramos en Laplace (1749-1827) cuando dice: "Si en un instante determinado conociésemos la situación y la velocidad exactas de todas las partículas del universo, podríamos deducir por cálculos todo lo pasado y lo futuro de él". Para mí, esta afirmación necesita un acto de fe mayor que la contraria; sencillamente porque aunque la libertad no sea muy científica la siento en mi interior.
A lo mejor, va siendo hora de cambiar y perfeccionar el concepto mismo de ciencia. No por ser muy ortodoxo o rígido teóricamente se consiguen mejores resultados prácticos; frecuentemente, la relación es inversa cuando se sobrepasa determinado límite.
El método deductivo, el método inductivo y el método hipotético-deductivo son los tres métodos científicos a que se refiere la denominación genérica de método científico.
La primera característica del método científico es su naturaleza convencional, la de servir de marco de generación del conocimiento objetivo. Por ello existen múltiples características en función de la perspectiva con que se clasifiquen, se estudien e incluso se denominen.
Lo primero que me llama la atención es el hecho de que los dos primeros tienen un nombre difícil de distinguir, puesto que en el ámbito lingüístico, pueden representar un sólo concepto con dos manifestaciones: razonamiento en una dirección o en la contraria, de lo general a lo particular o viceversa.
El problema se deriva de la dificultad conceptual de separar un método científico de otro de una forma clara por tener elementos comunes; evidentemente los términos elegidos no ayudan a retener en la memoria estos dos conceptos de método científico. Tampoco ayuda mucho la denominación del tercer método científico.
Una característica de ambos métodos es que pueden ir de lo general a lo particular o viceversa, en un sentido o en el inverso. Ambos utilizan la lógica y llegan a una conclusión. En última instancia, siempre tienen elementos filosóficos subyacentes.
Ambos suelen ser susceptibles de contrastación empírica. Aunque el método deductivo es más propio de las ciencias formales y el inductivo de las ciencias empíricas, nada impide la aplicación indistinta de un método científico u otro a una teoría concreta.
Para mí, sin pretender entrar en polémica en este tema, la diferencia fundamental entre el método deductivo y el método inductivo es que el primero aspira a demostrar, mediante la lógica pura, la conclusión en su totalidad a partir de unas premisas, de manera que se garantiza la veracidad de las conclusiones, si no se invalida la lógica aplicada. Se trata del modelo axiomático propuesto por Aristóteles como el método científico ideal.
Por el contrario, el método inductivo crea leyes a partir de la observación de los hechos, mediante la generalización del comportamiento observado; en realidad, lo que realiza es una especie de generalización, sin que por medio de la lógica pueda conseguir una demostración de las citadas leyes o conjunto de conclusiones.
Dichas conclusiones podrían ser falsas y, al mismo tiempo, la aplicación parcial efectuada de la lógica podría mantener su validez; por eso, el método inductivo necesita una condición adicional, su aplicación se considera válida mientras no se encuentre ningún caso que no cumpla el modelo propuesto.
El método hipotético-deductivo o de contrastación de hipótesis no plantea, en principio, problema alguno, puesto que su validez depende de los resultados de la propia contrastación.
Este método científico se suele utilizar para mejorar o precisar teorías previas en función de nuevos conocimientos, donde la complejidad del modelo no permite formulaciones lógicas. Por lo tanto, tiene un carácter predominantemente intuitivo y necesita, no sólo para ser rechazado sino también para imponer su validez, la contrastación de sus conclusiones.
Se podría proponer, para estas tres variantes del método científico, la denominación de método deductivo, método intuitivo y método experimental o método de contrastación, o cualquier conjunto de palabras que hagan referencia a sus diferencias fundamentales y no planteen problemas a la memoria lingüística. En esta misma línea se encuentra la denominación de método lógico deductivo que a veces recibe el método deductivo.
La teoría de Darwin, por el contrario, estaría encuadrada en el método inductivo; pero que, a pesar de encontrar ejemplos contrarios no se invalida sino que se adecua para cuadrar cualquier triángulo. ¿Por qué será?
Como se ha dicho anteriormente, toda teoría debe ser resistente a su refutación, sin embargo, una teoría que no puede ser refutada por ningún hecho concebible, no es científica. La imposibilidad de refutación de una teoría científica no es una virtud sino un vicio.
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